El golfo de Roses
El golfo de Roses describe una gran y luminosa curva de 15 km entre la península del Cap de Creus (N) y el macizo de Montgrí (S), formando una larguisima playa de arena que rodea la llanura aluvial ampurdanesa formada por los ríos Muga y Fluvià.
En sus extremos, los griegos establecieron sendas fundaciones en su intento de colonizar este sector del Mediterráneo, Roses y Empúries . En su centro, la población de Castelló d’Empúries fue la capital del condado de Empúries, que se extendía por gran parte del Empordà.
Los arenales de la playa separan del mar las tierras ocupadas por las marismas (aiguamolls), residuos de antiguos lagos desecados, especialmente a partir de los s. XVIII y XIX, para su explotación agrícola y ganadera, donde se mantienen los cortals, masías rodeadas por las dehesas (closes), prados limitados por acequias y canales y setos que confieren una especial belleza al paisaje.
Aún queda un amplio sector de marjales entre Sant Pere Pescador y Castelló d’Empúries, que constituye el Parque Natural dels Aiguamolls de l’Empordà, con interesantísima flora y fauna y lugar de refugio para las aves migratorias.
En el extremo NE del golfo, bajo las montañas de la sierra de Rodes, a mediodía de la península del Cap de Creus, se halla la importante población de Roses, con uno de los primeros puertos de pesca del litoral norte catalán y también puerto deportivo .
Tanto los interesantes restos de la colonia griega de Rhode como los medievales del monasterio benedictino de Santa Maria, con una bella cabecera románica, están dentro de la ciudadela, construida en el s. XVI por orden de Carlos V ante el peligro turco, con grandes baluartes y notables elementos renacentistas, que convirtió el pueblo en plaza fuerte.
El turismo ha tenido gran incidencia y se han creado grandes urbanizaciones como El Salatar o Santa Margarida, con una gran marina con canales de navegación, en contraste con zonas de belleza casi salvaje hacia el cabo Norfeu y la bahía de Montjoi . Castelló d’Empúries, cerca del río Muga, a 4 km del mar, conserva un rico patrimonio arquitectónico, testigo de su pasado: gran basílica gótica de Santa Maria (s. XIV) con bella portada esculpida, la antigua lonja –actual ayuntamiento–, antiguos casones y conventos, y el puente medieval.
En la costa hay la gran marina de Empuriabrava, con una extensa red de canales y un pequeño aeropuerto deportivo para avionetas y helicópteros. En el extremo sur del golfo está L’Escala, población marinera con larga tradición de puerto de pesca, especializada en pescado azul y salazón de anchoas y patria de la gran novelista catalana Caterina Albert (1869-1966), que firmaba con el seudónimo de Víctor Català.
L’Escala es la puerta de entrada al extraordinario yacimiento arqueológico de Empúries, excavado sistemáticamente desde 1908, junto al mar, con los restos de la colonia griega de Emporion (‘mercado’) y de la ciudad romana de Emporiae.
El primer asentamiento griego (hacia 600 a.C.), efectuado después de la fundación de Massalia (Marsella), se ubicaba en un islote rocoso actualmente unido a la costa, Ilamado ya antiguamente Palaiapolis (‘ciudad antigua’), bajo el actual núcleo medieval de Sant Martí d’Empúries y por ello poco excavado; el segundo núcleo griego, Neápolis, de planta rectangular, tiene interesantes restos de murallas y del gran muelle que defendía el puerto.
La ciudad romana, formada a partir de un campamento establecido por Escipión en el 219 a.C., tiene importantes restos del anfiteatro, villas con mosaicos, etc . El Museu Castelló d’Empúries, Basílica de Santa María d’Arqueologia de Catalunya-Empúries muestra parte de los hallazgos y la famosa escultura de Asclepio. También hay restos de una iglesia paleocristiana (s. IV o V) y son interesantes las fortificaciones y la iglesia de Sant Martí d’Empúries, que fue la primera capital del condado de Empúries.