Península del Cap de Creus
En el extremo NE de Cataluña, en el sector denominado Empordà, puerta de entrada a Europa por carretera (La Jonquera) y por ferrocarril (Portbou), así como por mar, nos hallamos con uno de los paisajes de belleza más abrupta y accidentada de la Costa Brava, debido a la imponente presencia de las últimas estribaciones de los Pirineos –la Sierra de la Albera, espacio protegido, y el Parque Natural del Cap de Creus–, que caen bruscamente sobre la llanura ampurdanesa y sobre el mar, formando una costa recortada y rocosa, en la que se abren pequeñas calas y puertos naturales donde se asientan las poblaciones.
Los aspectos más espectaculares los encontramos en la península del Cap de Creus, que se adentra en el mar 10 km y forma un litoral extremadamente articulado, de aguas profundas, con altos acantilados, islotes y arrecifes de rocas descarnadas por la erosión y los vientos, y preciosas panorámicas con recónditas calas de aguas transparentes accesibles sólo por mar.
Los viñedos y olivares trepan por las laderas montañosas a través de bancales o terrazas sostenidos por muros de piedra seca. En los refugios de la costa hallamos pequeñas flotas pesqueras alternando con puertos deportivos.
La primera población costera desde la frontera francoespañola es Portbou, que se formó, a partir de 1878, en una pequeña cala (actualmente con un pequeño embarcadero deportivo) alrededor de la estación internacional de ferrocarril. Le sigue Colera, población marinera y turística, con puerto deportivo; en la vecina población de Rabós se hallan los bellos restos del monasterio benedictino de Sant Quirze de Colera, románico.Y después Llançà, cerca de la costa, con interesante arquitectura tradicional y un moderno barrio marítimo, El Port de Llançà, con una extensa playa de arena y puerto deportivo, que es un animado centro turístico. Cadaqués En una gran bahía abierta en el sector norte de la península del Cap de Creus, está la población marinera de El Port de la Selva, tradicional puerto pesquero y deportivo, bella arquitectura popular y un atractivo paisaje cantado por poetas y escritores (Foix, Sagarra).
En las montañas que la dominan, con una extraordinaria panorámica sobre el golfo de León, se levanta uno de los conjuntos monumentales más destacados y singulares del arte románico catalán, el antiguo monasterio benedictino de Sant Pere de Rodes, totalmente restaurado, que tiene elementos constructivos y decorativos de arte carolingio y califal y predominio del románico lombardo del s. XI. Cadaqués, al sur de la propia península del Cap de Creus, al fondo de una bahía, sobre el suelo de pizarra grisáceo que la rodea, destaca por su singular belleza y personalidad. Atrajo a diversos intelectuales y artistas desde finales del s. XIX (Picasso hizo algunas famosas telas cubistas en 1910), pero fue Salvador Dalí quien le dio, ya en los años veinte del siglo pasado, prestigio internacional con las grandes figuras del surrealismo (Éluard, Magritte, Duchamp, Man Ray, Buñuel, García Lorca). Desde su casa de Portlligat, en las afueras de la población, hoy abierta al público, continua dando celebridad a Cadaqués.
Es interesante la arquitectura popular del casco antiguo, dominado por la iglesia, con un hermosísimo retablo barroco de J. Moretó y P. Costa (s. XVIII), donde anualmente se celebra el Festival Internacional de Música. El arte de vanguardia está presente en las galerías de arte y en las nuevas edificaciones, mientras que las tradiciones populares –cocina, sardanas– se mantienen con vitalidad.