El sector de La Selva en la Costa Brava
La comarca de La Selva presenta una fachada marítima accidentada por un macizo granítico que es el responsable del carácter marcadamente abrupto de su costa, con acantilados que alcanzan los 100 m, cortados por pequeñas playas o calas que han formado los materiales erosionados.
El paisaje tiene una belleza especial que le confieren el azul del cielo y del mar y el verde de una densa vegetación de pinares y matorrales.
Comprende el sector más meridional de la Costa Brava, y precisamente aquí el periodista Ferran Agulló usó por primera vez, a principios del siglo pasado, el calificativo que ha tenido tanto éxito.
Las tres poblaciones marineras que forman el sector, Tossa, Lloret y Blanes, tienen, a pesar de sus diferencias, una tradición común de comercio marítimo por el Mediterráneo y después con América, industrias relacionadas con la navegación y también industria de tapones de corcho, además de una vida cultural considerable a la que contribuyeron escritores y artistas atraídos por la belleza de sus parajes.
El turismo moderno ha incidido plenamente en estas poblaciones, que ofrecen un gran nivel de oferta de alojamientos y servicios.
Tossa de Mar presenta una inconfundible silueta que le confiere el recinto de murallas medieval que trepa por el promontorio que cierra por el sur la bahía de su nombre, recinto reforzado por siete bellas torres con matacanes y que recluye la Vila Vella, con restos de la iglesia antigua y el palacio del gobernador, de época gótica (s. XIV).
La Vila Nova se extiende por la playa y forma un conjunto alegre y abigarrado al que le sigue el sector de hoteles y apartamentos.
El Museu Municipal, creado en 1935 por el pintor Rafael Benet, conserva interesantes obras de artistas relacionados con Tossa, entre ellos Marc Chagall o Joaquim Sunyer, y piezas arqueológicas procedentes de la villa romana de Els Ametllers.
Núcleos turísticos costeros como las calas Salionç, Giverola, Pola, Llevador, la playa de Llorell o Cala Morisca y, en el interior montañoso, el santuario de Sant Grau es un espléndido balcón sobre la costa.
Lloret de Mar es una villa marinera que se ha convertido en el primer núcleo turístico de la Costa Brava. Bonito paseo marítimo, casas decimonónicas y modernistas, Jardines de Santa Clotilde, casino de juego.
El Museu del Mar es el equipamiento principal del Museu Obert de Lloret , integrado por el patrimonio cultural y natural del municipio.
Ubicado en Can Garriga, edificio de la época de los indianos, acoge el legado museístico relacionado con la navegación y la historia marinera lloretense; incluye una extraordinaria colección de maquetas de barcos.
Del folclore tradicional quedan el baile de la plaza y la procesión marítima de Sa Relíquia por Santa Cristina (24 de julio), que lleva por mar la imagen a su santuario, en barcas adornadas con guirnaldas y músicos.
Monumento sepulcral romano y urbanizaciones turísticas a lo largo de la accidentada costa: Cala Morisca, Cala Canyelles –con un pequeño puerto deportivo–, Platja de Fenals, Santa Cristina.
Blanes es la primera población de la Costa Brava por el sur, al pie del cerro donde se hallan los restos del castillo de Sant Joan, y del promontorio que protege su puerto de pesca y deportivo.
Interesante conjunto monumental, con edificios góticos obra del linaje de los Cabrera, como la iglesia, parte del palacio señorial o la fuente del Carrer Ample.
En el Passeig de Mar, que va hasta el tombolo de Sa Palomera, hay el monumento a Joaquim Ruyra, que escribió sobre la vida marinera de Blanes.
El Institut d’lnvestigació Pesquera posee un interesante acuario de fauna mediterránea.
Dos jardines botánicos de gran interés, Mar i Murtra, en la cala Sa Forcanera, con más de 5.000 especies, y Pinya de Rosa, de plantas tropicales, especialmente cactáceas.
Santuario del Vilar y urbanizaciones como la de la cala Sant Francesc.