El Camino Francés o la ruta de las estrellas, es el Camino de Santiago por excelencia.
Partiendo de Roncesvalles, es un viaje de casi 800 kilómetros hacia el oeste, con la Vía Láctea que acompaña desde el cielo y la esencia de una ruta milenaria desde la tierra.
No se puede describir, es el peregrino el que, paso a paso, debe descubrirlo recreándose en los paisajes y rincones tan diversos que se ofrecen a lo largo de todo el camino; extasiándose en la contemplación de las milenarias y enigmáticas piedras que jalonan las rutas y que conforman ese sinnúmero de calzadas, puentes, ermitas, iglesias, catedrales, monasterios…, y que no son otra cosa que la huella que dejaron nuestros antepasados, cuya meta era alcanzar la eternidad, allá en el «fin de la tierra».
Muchos son los motivos por los que peregrinar hasta Santiago: religiosos, deportivos, culturales, gastronómicos, etc. Sea cual sea tu motivo es una experiencia única que merece la pena vivir.
Muchas son las cosas que me enseño el camino, pero de todas ellas me quedo con una: El objetivo no es llegar, el camino en sí es la recompensa.
¡Buen camino, peregrino!
Agosto 2007 | ||||||
Lugar |
Días |
Longitud |
Desnivel |
Desnivel |
Dificultad |
Tipo ruta |
---|---|---|---|---|---|---|
España | 32 | 797 Km. | 3000 m. | 3000 m. | Alta |
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España | 32 | 797 Km. |
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Tipo ruta |
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3000 m. | 3000 m. | Alta |
1. Frontera francesa - Roncesvalles
Son muchos los peregrinos que comienzan el camino en Roncesvalles, pero lo cierto es que así se pierden una etapa preciosa, aunque también dura.
Desde S. Jean Pied de Port hasta Roncesvalles son casi 23 kilómetros, y menos los cuatro últimos que descienden a Roncesvalles, el resto son en un constante ascenso. Se comienza con una suave pendiente, pero el Collado de Bentartea y el de Lepoeder obligarán al peregrino a emplearse a fondo. Como más adelante ocurrirá en O Cebreiro, todos estos esfuerzos se ven recompensados por el paisaje y la hermosura de la naturaleza. Sin duda, una recomendable forma de empezar el Camino de Santiago.
Otra opción, es desde Roncesvalles subir hasta la frontera con Francia y desde allí regresar por el mismo camino hasta Roncesvalles. En este caso son poco más de 15 kilometros.
2. Roncesvalles - Biskarreta
Es una ruta por bosques de hayas, abedules, robles y pinos tan característicos en el norte navarro.
Se pasa por los altos de Mezkiriz y Erro (lugar antaño de bandidos y ahora de nieblas y tejos) y se van dejando atrás preciosos pueblos como Burguete-Auritz, antiguo burgo de Roncesvalles, lleno de casonas y donde Ernest Hemingway se alojaba cuando se recuperaba de las resacas sanfermineras pescando en el río Irati.
Esta etapa y las siguientes hasta Pamplona, son etapas complicadas porque estan repletas de subidas y bajadas. Además, como dificultad añadida está la alternancia entre asfalto, caminos, senderos embarrados y piedras de todos los tamaños. Esto supone que el peregrino tiene que estar continuamente al tanto del piso y adecuarse a sus características. En compensación, esta etapa por el norte de Navarra ofrece unos fantásticos paisajes entre bosques, prados y pueblos preciosos.
3. BisKarreta - Akerreta
Esta etapa es homologa a la anterior, alternancia entre asfalto, caminos, senderos, pistas forestales, etc.
Pasaremos por el Alto de Erro un pequeño puerto de montaña que hace subir de dificultad esta etapa pero que en contrapartida nos muestra los bosques navarros es su estado más puro
4. Akerreta - Pamplona
Es la etapa que nos lleva a la primera ciudad del Camino.
El río Arga será el fiel acompañante hasta Pamplona después de pasar por Zuriain con su iglesia de San Millán; Irotz con un lugar instalado para descansar el peregrino; Zabaldika y su templo románico de San Esteban; y Arleta con dos importantes edificios: el Palacio del Señorío y la iglesia de Santa Marina.
Tras pasar la magnífica Trinidad de Arre se llega a Villava y Burlada cinturón industrial de Pamplona para entrar por la Navarrería (primitivo burgo de la ciudad) en la vieja Iruña.
Los otros dos burgos, el de San Nicolás y el de San Cernin estaban poblados por francos: artesanos y comerciantes extranjeros. Las disputas entre los tres burgos en la Alta Edad Media, cada uno con sus murallas, convirtieron el actual Casco Antiguo en un campo de batalla. Luego vendría la unión de los tres burgos, el desarrollo de la ciudad gracias al Camino de Santiago, el santo morenico (San Fermín), los encierros y el estallido de la fiesta.
Ésta es una etapa corta para disfrutar, en la que se encuentran continuos sube-bajas, alternando senderos con algo de asfalto a mitad del recorrido y desde Trinidad de Arre hasta la capital Navarra.
5. Pamplona - Puente la Reina
La etapa atraviesa ya en las afueras de Pamplona los terrenos de la Universidad de Navarra para adentrarse en Cizur Menor, y afrontar la ascensión al Alto del Perdón.
Cuenta la leyenda que en la Fuente Reniega un peregrino, agotado y sediento, fue tentado por el diablo, que se ofreció a llevarle hasta una fuente si éste renegaba de su fe. El peregrino resistió la tentación y en compensación se le apareció el Apóstol Santiago vestido de peregrino que le mostró una fuente y le dio de beber en su vieira.
En el Alto del Perdón hay un monumento al peregrino y un impactante Parque Eólico. Bajando se encuentra Uterga con su iglesia parroquial gótica; Muruzábal y su ermita templaria de Eunate; Obanos, la "Villa de los Infanzones" y del "Misterio de Obanos".
Cuenta la leyenda que a la vuelta de Santiago como peregrina, Santa Felicia decide quedarse como eremita en Amocain. Su hermano Guillermo, duque de Aquitania, enojado ante la negativa de volver a la corte le da muerte. Arrepentido, vuelve a peregrinar a Santiago y a la vuelta se queda para siempre en Obanos, llorando su pecado hasta la muerte. Una estela al borde de la ermita de Arnotegui recuerda este hecho.
A la entrada de Puente La Reina está la confluencia con la vía jacobea que viene de Somport. Al final de la Calle Mayor está el puente que mandó construir una reina y en el que hace pocos años ha aparecido un arco que estaba enterrado y que lo convierte en simétrico, con siete ojos.
La etapa viene marcada por la presencia del alto del Perdón entre Pamplona y Puente la Reina. En cuanto a la dificultad, se considera un tramo medio, aunque El Perdón puede suponer un obstáculo mayor dependiendo de la climatología. Hay que tener en cuenta que no tiene sombra, y con sol se puede endurecer tanto la subida como la bajada. Desde este alto se puede disfrutar de unas vistas inigualables de la capital navarra y su cuenca.
6. Puente la Reina - Estella
Tras pasar el puente medieval sobre el Arga se entra en el barrio de las Monjas con larga tradición hospitalaria en Puente la Reina.
La ruta jacobea a continuación transcurre por el fondo del valle aprovechando caminos de tierra.
Antes de llegar a Mañeru templo gótico de San Pedro se señalan las ruinas del hospital de Bargota.
Cirauqui, nido de víboras en euskera, se emerge sobre una colina rocosa con numerosos vestigios medievales.
Antes de descender al valle de Yerri se pueden ver las ruinas también medievales de Urbe.
En Lorca se puede visitar la iglesia románica de San Salvador y a Villatuerta se accede por un puente románico de dos ojos sobre el río Iranzu.
Hace mil años el Camino de Santiago no pasaba por Estella, (la capital del Ega no existía, aunque sí había una población de vascones en la antigua aldea de Lizarra), se iba directamente desde Villatuerta al Monasterio de Irache.
En esta etapa hay que tener un cuidado especial con los diferentes desvíos que se encuentra el peregrino por culpa de las obras de la autovía Logroño-Pamplona, y que hacen que la distancia recorrida sea mayor. Aproximadamente se podría tratar de cinco kilómetros más de los previstos.
En cuanto al perfil de la etapa, se mantiene la tónica de sube-bajas de las anteriores, sólo merece destacar la cuesta que se encuentra antes de llegar a Mañeru, que comienza a tres kilómetros de Puente la Reina y que tiene algo más de un kilómetro de longitud.
De todas maneras, cualquier dificultad con la que se pueda encontrar el caminante merece la pena cuando se contempla la Iglesia parroquial del Santo Sepulcro en Estella y se pasa por la calzada de Cirauqui, una vía romana que mantiene intacto el encanto de su empedrado.
7. Estella - Los Arcos
Es la primera etapa donde las grandes distancias entre los pueblos le embargan de soledad al peregrino.
Nada más abandonar las casas de Ayegui, villa fundida con Estella, el peregrino se encuentra con una fuente instalada por Bodegas Irache que mana vino en horario de oficinas. Tras el trago de rigor el viajero se encuentra con la impresionante mole del Monasterio de Santa María la Real de Irache.
Situado en la vertiente norte de la falda de Montejurra, lugar sagrado del carlismo, ya recibía peregrinos cuando Estella no existía. El monasterio de Irache, que consta entre otros edificios, de una iglesia románica y un claustro plateresco, ha tenido gran importancia en la historia navarra, aunque quizá su época de mayor esplendor sea la de la segunda mitad del siglo XI, bajo el mandato del abad San Veremundo, que incrementó sus posesiones y su prestigio. En el siglo XVII se creó en el monasterio una universidad, la primera de Navarra. En Azqueta destaca su iglesia parroquial de San Pedro.
A la entrada de la histórica localidad de Villamayor de Monjardín, por donde cuentan que Carlomagno guerreó, se puede admirar la Fuente de los Moros, gótica del siglo XIII. Se trata de un robusto aljibe cubierto con bóveda de cañón. En lo alto del monte el castillo de San Esteban del siglo X se yergue dominando la comarca.
En Urbiola existió un hospital a cargo de la Orden de San Juan de Jerusalén. Tres largas horas después sin agua se llega a Los Arcos.
La etapa de Estella a Los Arcos se puede considerar sencilla, el caminante se encontrará con los primeros seis kilómetros de asfalto que pican hacia arriba y el resto de buen camino. Pero esta etapa obliga al peregrino a tomar una decisión. A la salida de Ayegui (a dos kilómetros de Estella) un cartel plantea dos opciones. La primera, ir recto hasta Azqueta y la segunda, que marca a la izquierda y que propone pasar por Irache.
Es obligado tomar esta segunda por tres razones: mantener el trazado original del camino, la belleza del Monasterio de Irache, y una tercera razón no menos importante: la Fuente del Vino que está a 700 metros de la disyuntiva. El precio que se ha de pagar para disfrutar de todo esto es únicamente una subida de casi cinco kilómetros, pero al ser por asfalto no presenta mayor problema.
8. Los Arcos - Logroño
En este tramo de viñedos navarros con denominación Rioja dejamos atrás el viejo reino y cruzamos el Ebro para llegar a Logroño.
Una recta carretera con toboganes discurre entre Los Arcos y Sansol, donde hay un templo barroco del siglo XVII consagrado al santo cordobés San Zoilo.
De Torres del Río y su Santo Sepulcro hasta Viana hay dos lugares interesantes que visitar: la ermita de Santa María del Poyo con su imagen gótica y una vez rebasado el barranco de Mataburros el antiguo asentamiento romano de Cornava.
Viana, un lugar de olivos y viñedos, es lo último que vemos de Navarra en esta ruta jacobea.
La Rioja, y en concreto su capital, se avistan a lo lejos. El Ebro se cruza por el viejo Puente de Piedra para entrar en la bulliciosa parte vieja logroñesa.
Esta etapa tiene una dificultad media y consta de tres partes diferenciadas. Un primer tramo hasta Sansol (los primeros 7 kilómetros) con pistas en muy buen estado y sin dificultades apreciables; una segunda hasta Viana (11 kilómetros) con continuas subidas y bajadas, piedras, barro, senderos... En resumen, un camino duro con tramos realmente complicados; y una tercera (desde Viana a Logroño, con 10 kilómetros) en mejor estado, alternando asfalto y caminos buenos.
El final de la etapa (los últimos 5 kilómetros) trascurren por los polígonos industriales que rodean a la capital riojana, y se circula por un carril rojo, construido y pintado expresamente para los peregrinos.
Logroño recibe al caminante con su Puente de Piedra y le acoge después de una jornada larga en la que hay que dosificar las fuerzas.
9. Logroño - Nájera
La tierra roja y los viñedos de tempranillo y garnacha acompañan al caminante en esta etapa.
Al poco de salir de Logroño se atraviesa el bonito Parque de La Grajera para iniciar la ascensión al alto de San Antón, contemplar el antiguo hospital de San Juan de Acre y llegar a Navarrete, zona de alfareros al pie de la carretera.
Unos tres kilómetros antes de Nájera se halla el Poyo de Roldán, una pequeña elevación que evoca la mítica victoria de Roldán frente al gigante musulmán Ferragut.
Según la leyenda, Roldán aparece en Nájera para vengar a los caballeros cristianos que Ferragut tiene prisioneros en su castillo. Roldán se subió a la colina que después llevaría su nombre, divisó a lo lejos al gigante, cogió una enorme piedra que la lanzó provocando la muerte del infiel. Tras el peñazo, Roldán liberó a los prisioneros. Otra versión de la leyenda es que Roldán tras mantener una lucha dialéctica con Ferragut, le clavó un puñal en el ombligo, único sitio vulnerable del gigante. De esa manera las tropas de Carlomagno pudieron liberar Nájera.
A partir de este punto comienza una fase diferente en el Camino de Santiago. Se dejan atrás las etapas navarras con sus continuos sube-bajas y comienzan los tramos riojanos, que tienen dos características: su similitud en el trazado y el hecho de que se pasa de los 380 metros de altitud sobre el nivel del mar de Logroño, a los más de 800 de la provincia de Burgos. De esta forma, el camino se convierte en un continuo falso llano que puede acabar con la paciencia del caminante. Éste tendrá la sensación continua de circular en llano, pero acumulando el cansancio fruto de la constante ascensión que tiene lugar en estas etapas. Esta pendiente es escasa, pero continua, con lo que las piernas se resienten a lo largo de todas las etapas.
10. Nájera - Santo Domingo de la Calzada
Antes de llegar a la ciudad del longevo santo desde Nájera hay que pasar por Azofra y su Fuente de los Romeros, Alesanaco y sobre todo por la abadía cisterciense de Cañas, donde pernoctó San Francisco de Asís.
Luego en la ruta aparecen Cirueña, pueblo en el que el conde Fernán González fue apresado por las fuerzas navarras, Ciriñuela con su iglesia de San Millán y Hervías donde hubo un antiguo hospital de la Orden de Calatrava.
Una vez en Santo Domingo de la Calzada aparecen en la catedral el gallo y la gallina que nos recuerdan el famoso milagro: En el siglo XIV, un matrimonio de Saintes (Francia), aunque adscrito a la diócesis de Colonia (Alemania), peregrinaba a Santiago con su hijo. En el mesón de Santo Domingo, la moza tienta al muchacho y éste candorosamente la rechaza. La mesonera para vengarse esconde una copa de plata entre la ropa del joven y a la mañana siguiente le denuncia por robo. El muchacho es prendido y ahorcado. Los padres, afligidos, continúan viaje a Compostela, y al regresar, encuentran a su hijo todavía vivo, ya que el Santo lo está sosteniendo por los pies. Rápidamente se dirigen donde el Corregidor de la villa, que se disponía a dar cuenta de un gallo y una gallina asados. El Corregidor les contesta que su hijo está tan vivo como las dos aves que iba a engullir. En ese momento los animales saltan del plato y comienzan a revolotear y cantar, probando así la inocencia del joven peregrino ajusticiado.
La etapa comienza fuerte, sobre todo porque el camino de Nájera arranca con unas cuestas pronunciadas y con mucha pendiente. Para seguir con la tónica de los tramos riojanos, en esta etapa se continúa con el ascenso, así que es recomendable armarse de paciencia y disfrutar del Rollo de Justicia cerca de Azofra, de los paisajes y de los caminos.
11. Santo Domingo de la Calzada - Belorado
Aunque el cereal uniformiza todo el paisaje, en esta etapa se abandona La Rioja para adentrarse en Castilla-León por su cabeza: Burgos.
De Grañón, último pueblo de La Rioja, hasta Belorado hay que atravesar Redecilla del Camino, Castildelgado, antiguamente Villaypún, Viloria de Rioja, cuna de Santo Domingo y donde se conserva la pila donde fue bautizado y Villamayor del Río.
Años antes de que Santo Domingo construyera el puente sobre el Oja y Sancho el Mayor de Navarra hiciera pasar el Camino de Santiago por la vía Santo Domingo-Belorado, la ruta jacobea discurría, al norte siguiendo la antigua calzada romana de Tricio a Briviesca, desde Nájera por Hormilla, Villalobar, Herramélluri (donde están las ruinas de la antigua ciudad romana de Libia), Leiva, y Tormantos, para adentrarse en Burgos hasta Belorado por la zona conocida como la Riojilla.
En concreto en Leiva de Río Tirón existieron siete ermitas todas ellas desaparecidas, pero que se reunificaron en la ermita consagrada a la Virgen Peregrina, junto a los restos de un crucero (en todo el Camino Francés sólo en Sahagún encontramos otra Virgen Peregrina). La preciosa talla de la Virgen con el Niño agarrado de su mano se puede admirar en la ermita o en la iglesia parroquial. La leyenda cuenta que la Peregrina curó a un pequeño niño yaciente e inmóvil, con los labios como rezando, por el que su madre clamaba desesperada. En Leiva también se puede contemplar un castillo del siglo XV.
Esta etapa no cuenta con ninguna dificultad que haya que destacar de forma especial. Continúa el ascenso que llevará poco a poco al peregrino hasta los más de 800 metros sobre el nivel del mar de Burgos, y el falso llano es la tónica general. El camino atraviesa muchos pueblos riojanos, por lo que el trayecto se hace muy entretenido. Además, en la carretera general se han construido unos andaderos que facilitan el tráfico de los caminantes y, sobre todo, velan por su seguridad.
12. Belorado - Atapuerca
Es la etapa dedicada al discípulo de Santo Domingo, San Juan de Ortega.
Los Montes de Oca, lugar lacustre y abrupto de empinadas cuestas como La Pedraja, otro paraje de asaltos y bandidos es el obstáculo más importante para llegar otra vez a la planicie.
Una vez de atravesar en Belorado el puente sobre el río Tirón se llega a Tosantos, donde llama la atención la ermita rupestre de Nuestra Señora de la Peña, a continuación se pasará por Villambistia, con un trozo de calzada romana conservada, Espinosa del Camino y su talla románica de San Indalecio y Villafranca Montes de Oca, parada habitual de los peregrinos para reponer fuerzas y afrontar la larga subida del puerto de la Pedraja.
Juan de Ortega nació en 1080 en Quintanaortuño, en las riberas del Ubierna, ordenado sacerdote ayudó a Santo Domingo en la construcción de puentes, hospitales e iglesias. La misma Isabel la Católica peregrinó hasta San Juan de Ortega, después de siete años de infructuoso matrimonio, atraída por la fama de San Juan como abogado de la esterilidad. En agradecimiento la reina mandó edificar la suntuosa capilla de San Nicolás de Bari. El Milagro de la Luz confiere a este lugar un halo misterioso.
La etapa se puede dividir en dos partes casi de igual longitud. La primera parte (que va de Belorado a Villafranca Montes de Oca) es por un camino fácil y perfecto para disfrutar de la tranquilidad. La segunda viene marcada por el paso del Alto de La Pedraja. El tramo cuenta con unos montes preciosos, pero que obligan al esfuerzo de subir y bajar el puerto.
La ascensión comienza en Villafranca Montes de Oca con 400 metros por un sendero muy empinado, 100 metros más suaves y otros 600 metros fuertes. A partir de este primer kilómetro duro, la subida es tendida y mucho más cómoda para el peregrino. A dos kilómetros y medio de comenzar la subida se encuentra un merendero en mitad del bosque, un sitio perfecto para descansar si hace falta y coger fuerzas, ya que tras este merendero esperan dos kilómetros y medio hasta alcanzar el Monumento a los fusilados en la guerra civil. Pero todavía no se ha llegado al alto de La Pedraja, queda uno de los tramos más duros: falta un fuerte descenso seguido de un duro ascenso de 600 metros que finaliza en el alto del puerto. La bajada hasta San Juan de Ortega y Atapuerca se hace por un camino bueno, pero que dependiendo de la época del año puede tener barro.
Cerca de Atapuerca nos encontramos los yacimientos pleistocénicos de Atapuerca de los más importantes del mundo que están abiertos al público.
Tras salir de San Juan de Ortega se llega a Santovenia y su bonita iglesia, más allá, en Agés hay muestras de arquitectura tradicional, y a la entrada de Atapuerca se pueden contemplar varios dólmenes y un menhir.
Desviándose un poco de la ruta se encuentran los famosos yacimientos prehistóricos.
13. Atapuerca - Burgos
Al salir de Atapuerca el caminante se encuentra con una fuerte pendiente plagada de piedras que obliga a ir atentos al piso. Esta cuesta se mantiene a lo largo de dos kilómetros, pero el último tramo es especialmente duro. El descenso arranca con algún problema en el suelo, pero abajo espera el asfalto que no abandona al peregrino hasta Burgos.
A poco kilómetros, estamos ya en pleno caos de circunvalaciones y vehículos que nos sitúan en las inmediaciones de Burgos. Aún así en el populoso barrio de Gamonal se puede contemplar el espléndido templo gótico de Santa María la Real y Antigua.
Estamos en tierras del Cid y de la impresionante Catedral de Burgos y sus sabrosos mesones adyacentes con olor y sabor a cordero y a sopa castellana.
El peregrino cruza el plácido río Arlanzón en dirección a las Huelgas y al Hospital del Rey.
Ésta es una etapa de contrastes, en la que el peregrino se encuentra con sitios tan mágicos e impresionantes como la Catedral de Burgos, y otros tan poco significativos como los polígonos industriales.
14. Burgos - Hontanas
Comienzan las etapas de amplias mesetas hasta León, en las que la solana y el románico acompañarán al peregrino por la ruta.
El estilo románico fue ampliamente difundido por el Camino de Santiago en los siglos XI y XII: las cubiertas de madera se sustituyeron por bóvedas, sostenidas por un arco de medio punto y gruesos muros de escasas ventanas.
El primer pueblo tras abandonar Burgos es Villalbilla, con su iglesia de la Asunción; luego se pasa el Puente del Arzobispo donde el rey Alfonso VI se cayó cuando perseguía a las huestes enemigas y se llega a Tardajos y a Rabé de las Calzadas, lugar de unión de dos vías romanas y de la Fuente de Prao Torre. Se atraviesa la alargada calle de Hornillos del Camino y seis kilómetros después nos topamos con Arroyo San Bol, lugar enigmático del Camino burgalés.
Esta etapa se hace especialmente dura debido sobre todo a la longitud del itinerario. Para enfrentarse a este tramo, además de la condición física, es importante mentalizarse para la soledad del camino, ya que se adentra en la meseta castellana. Esto tiene un gran encanto para el caminante, pero también le obliga a estar preparado para cualquier eventualidad, sobre todo climatológica, ya que con sol o con viento este tramo se hace especialmente difícil.
La salida de Burgos no tiene nada que ver con la entrada (por polígonos) ya que es hermosa e invita a continuar el camino.
Hasta Rabé de las Calzadas el camino no reviste mayor dificultad, pero a partir de aquí, si bien el piso está en perfectas condiciones, un fuerte ascenso obliga al peregrino a emplearse a fondo hasta Hornillos, lo que son 8 kilómetros.
De Hornillos del Camino hasta Hontanas: es un tramo de ascenso y que además cuenta con el piso desfavorable para el peregrino: piedras, irregularidades y hendiduras de ruedas de tractor (de hasta medio metro de profundidad en algunos puntos) que ayudan a la formación de charcos y barro. Todo esto obliga al caminante a pasar por campos cultivados.
Hontanas parece que no llega nunca, a esto contribuye el hecho de que la localidad se encuentra en una depresión y a que una señal informa de que Hontanas está a medio kilómetro cuando realmente queda kilómetro y medio.
15. Hontanas - Boadilla del Camino
La panificadora Tierra de Campos nos recibe en esta etapa dejando atrás el burgalés Puente de Fitero sobre el río Pisuerga.
Ya en Castrojeriz se evocan los recuerdos de la época de la maligna enfermedad gangrenosa del fuego de San Antón que la Orden de los Antonianos curaban milagrosamente. Esta enfermedad azotó Europa durante los siglos X y XI; mostraba como primeros síntomas erupciones ardientes y enrojecimiento a partir de las extremidades, al igual que la peste porcina que también curaban los miembros de la Orden de San Antón, ermitaño egipcio del siglo III.
El palentino pueblo de Itero de la Vega es el primer hito de la región, que ya en la Edad Media era calificada "como una tierra de tesoros, de oro, plata, rica en paños y vigorosos caballos, abundante en pan, vino, carne, pescado, leche y miel.
16. Boadilla del Camino - Carrión de los Condes
Boadilla del Camino con su renombrado Rollo Jurisdiccional y antes de llegar a Frómista el Camino discurre paralelo unos kilómetros al Canal de Castilla, importante obra de ingeniería del siglo XVIII, fruto de la política ilustrada del riojano Marqués de la Ensenada. Tuvo una triple finalidad el canal: el transporte de cereales, el riego y la molturación del grano en los molinos.
Frómista, que permaneció en tierra de nadie muchos años tras la invasión musulmana, parece tener su origen etimológico en Frumesta, vocablo latino que significa cereal, que por cierto abunda mucho por estos lugares.
En Carrión los peregrinos se detienen debajo del pórtico de la iglesia de Santa María del Camino para contemplar el relieve que hace referencia al tributo de las Cien Doncellas. Los cristianos debían pagar este tributo a los musulmanes, pero Carrión quedó libre de esta obligación cuando los islámicos fueron dispersados por cuatro fieros toros salidos de la ermita cercana. En la puerta de acceso a la iglesia de San Zoilo por el claustro se observa un medallón que representa a la sibila Europa, hija del rey fenicio Agenor raptada por Júpiter y llevada a Creta, donde fue madre del rey Midas. Un príncipe astur, que buscaba una esposa bella rescató a Europa y la trajo a Asturias, donde se casaron. Desde entonces, las montañas del reino astur se llaman Picos de Europa.
17. Carrión de los Condes - Lédigos
En las afueras de Carrión se encuentran las ruinas de la Abadía de Santa María de Benevívere, un poco más adelante la calzada romana nos enfila hacia Calzadilla de la Cueza, Ledigos y sus tapias de adobe y sus imágenes de Santiago
18. Lédigos - Sahagún
Terradillos de los Templarios, la antigua población mudéjar de Moratinos, San Nicolás del Real Camino con una preciosa talla románica de la Virgen y ya en la provincia de León, a orillas del río Valderaduey, se halla la sugestiva ermita de la Virgen del Puente.
Unos metros más adelante se entra en Sahagún, la ciudad de los santos Facundo y Primitivo, legionarios romanos convertidos al cristianismo, que fueron martirizados y arrojados al río Cea en tiempos de Diocleciano. Llamado el Cluny español, Sahagún se hallaba bajo el influjo total del monasterio de San Benito. La dominación del monasterio era tal que llegó a imponer penitencias a los sahaguninos tales como la prohibición de comer carne, teniendo entonces que comprar el pescado a los monjes, que mantenían unas cuantas piscifactorías. Dice la leyenda, que ante eso, comenzaron a arrojar los cerdos al río para poderlos pescar y comer pescado sin romper la penitencia.
19. Sahagún - El Burgo Ranero
Antes del cruce a Calzada del Coto, donde hay una marquesina y se ha habilitado un panel informativo, tiene dos alternativas: una por la antigua Vía Trajana (ruta jacobea original) que pasa por la hospitalaria Calzadilla de los Hermanillos y la otra por el moderno Camino Real Francés de 31 kilómetros de extensión. No hay pérdida ninguna con cualquiera de las dos opciones, ambas van a confluir en Mansilla de las Mulas.
En el tramo moderno la Junta de Castilla-León ha habilitado una calzada especial de gravilla, rodeada de zonas de descanso y donde cada nueve metros se ha plantado un árbol para cobijar del tórrido sol a los peregrinos. A pesar de la comodidad nada que ver con el encanto que supone pasear por la calzada romana. Este antiguo itinerario atraviesa una dehesa de encinas, transcurre por robledales y antes de poner pie en Calzadilla de los hermanillos, el peregrino puede aliviar la sed en la fuente en honor al peregrino, construida por los vecinos de Valdelocajo en 1989.
Aquí, en el término de Valdelocajo, debió de tener lugar el conocido episodio del peregrino devorado por los lobos y que cuenta Domenico Laffi en su Viaggio a San Giacomo, uno de los ilustres peregrinos que comenzaron la moda de las guías a Santiago de Compostela; antes el clérigo Aymeric Picaud había relatado en latín en 1130 lo que se conoce como la primera guía turística europea, el Liber.
Otros importantes peregrinos del Camino fueron: el conde Guines, y el obispo de Lille en 1084; Guillermo X, duque de Aquitania; Conrado, obispo de Maguncia, Sancho II, rey de Portugal; San Francisco de Asís, Carlos I y Felipe II; Jean de Brienne, rey de Jerusalén y Luis VII, rey de Francia. Las primeras pallozas del camino nos delatan que estamos en El Burgo Ranero.
Esta es una etapa corta y de transición entre Sahagún y el Burgo Ranero. Son 17 kilómetros de ligera subida y sin grandes dificultades a no ser que vengan dadas por la climatología. No hay sombras y el camino transcurre por un cómodo andadero. La mejor opción es tomárselo con calma y reservar fuerzas. La Vía Trajana tiene el sabor de la ruta original y la oportunidad de transitar por restos de una calzada romana, eso sí, sólo atraviesa el pueblo de Calzadilla de los Hermanillos.
20. El Burgo Ranero - León
Una tremenda etapa de más de nueve horas de andadura para llegar a contemplar las maravillosas vidrieras de la catedral leonesa.
Por el Real Camino Francés se sale de El Burgo Ranero para llegar a Reliegos de las Matas, antigua encrucijada romana, una legua después aparece Mansilla de las Mulas junto al truchero río Esla. A esta localidad está asociada una de las figuras más pintorescas de la literatura del Siglo de Oro español, la "pícara" Justina, de la conocida novela publicada en 1605 en Medina del Campo. Este personaje abre posada en Mansilla, por la que vemos pasar, entre todo tipo de clientes, a bastantes peregrinos compostelanos.
Pasado Villamoros aparece el Puente de Villarente, de veinte ojos y de factura irregular y Arcahueja, donde aparecen carteles con un león vestido de peregrino. Se inicia un suave ascenso hasta el alto del Portillo, desde donde se divisa León.
La ciudad es muy grata para los peregrinos franceses que ven en ella la influencia de su estilo gótico. Se contempla arte por cada esquina de la antigua sede de la VII Legión romana y para degustar unas sabrosas tapas en el Barrio Húmedo.
La principal dificultad de esta etapa viene dada por la longitud de su itinerario. Cuenta con una primera parte en ligero descenso y una segunda que se empina culminando en el Alto de Portillo, un punto que el peregrino alcanzará sin demasiada complicación. En cuanto al piso poco hay que decir, ya que está en buen estado y combina asfalto y sendero.
Lo único reseñable sería que 10 kilómetros después de partir hay que prestar atención para cruzar la vía del tren. En Puente de Villarente la señalización puede hacer dudar a los caminantes, conviene ir muy atento.
21. León - Vidallangos del Páramo
El peregrino en esta etapa hace su entrada en terrenos inhóspitos e improductivos. Estamos en el duro páramo leonés, sólo suavizado por alguna refrescante vegetación, chopos sobre todo.
En Trobajo del Camino hay una ermita dedicada a Santiago y a continuación fundido con Trobajo se encuentra el núcleo de La Virgen del Camino, surgido en torno al santuario dedicado a la patrona de León. Actualmente el edificio es de estilo modernista (1961) y el monumental e hierático apostolado que recorre la fachada se ha convertido en emblema del santuario. Las trece estatuas (los 12 apóstoles y la Virgen), en bronce, de seis metros de altura y 700 kilos de peso son obra del escultor José María Subirachs. En este lugar la Virgen se le apareció al pastor Alvar Simón y le ordenó levantar allí un lugar de culto. La pequeña localidad de Valverde de la Virgen surge en un vallejo y un poco más adelante se encuentra el pequeño pueblo de San Miguel del Camino.
Villadangos del Páramo es una de las localidades iconográficamente más santiaguistas del Camino, para algunos historiadores es innegable su pasado astur.
Esta es una etapa cómoda. Tras pasar unas fuertes subidas al salir de León, el camino no presenta mayores problemas. Transcurre en su mayor parte por asfalto y los caminos se encuentran en buen estado.
22. Vidallangos del Páramo - Astorga
San Martín del Camino tiene una iglesia dedicada al obispo de Tours, patrón de los peregrinos.
En la margen izquierda del río Órbigo se encuentra la población de Puente de Órbigo, famosa por el histórico Paso Honroso donde don Suero de Quiñones desafió a los aventureros que osaron cruzar el puente. Al otro lado se encuentra Hospital de Órbigo y un poco más adelante Villares de Órbigo con su iglesia parroquial dedicada a Santiago.
En Santibañez de Valdeiglesias, en su iglesia, hay buenas tallas de San Roque y de Santiago Matamoros, y en San Justo de la Vega, el Camino se encuentra con el crucero de Santo Toribio, lugar donde el obispo de Astorga se sacudió el polvo de las sandalias al abandonar, triste y calumniado su diócesis.
Astorga, antigua ciudad astur y romana, capital hoy de la Maragatería, tuvo una sólida vinculación con el Camino. Era tan abundante la oferta de hospitales para el peregrino que se creó la figura del "veedor", éste era el encargado de visitar al anochecer todos los establecimientos para que los pobres y los viajeros no repitiesen cada jornada en uno diferente y permaneciesen meses gratuitamente en la ciudad.
La primera parte de esta etapa, hasta Puente de Órbigo, transcurre por caminos cómodos y la mayoría de las veces paralelos a la carretera. En muchos tramos el itinerario va acompañado de mucha vegetación. Una vez salimos de Puente de Órbigo se indican dos opciones. La primera marca Astorga a 16 kilómetros y la segunda a 17. Esto es porque el camino más largo pasa por Villares de Orbigo.
Si se opta por el más corto, se va por una camino paralelo a la nacional 120. En la segunda opción se pasa por Villares Órbigo y Santibáñez de Valdeiglesias, es un tramo por caminos y pistas.
A falta de 12 kilómetros para Astorga se cruza la carretera general y por una antigua carretera asfaltada se sube hasta el Crucero de Santo Toribio. Son 6 kilómetros. Cinco son de continuas y duras subidas y bajadas por asfalto, y el último kilómetro se hace por un camino nuevo al que se accede tras alcanzar un completo panel informativo.
23. Astorga - Foncebadón
El peregrino está en una tierra antigua y mítica, aislada voluntariamente por sus habitantes durante siglos. Es la comarca maragata, donde se extienden tierras grises y desarboladas, pero también valles alfombrados con verdes profundos. Es un medio hostil, que empujó antiguamente a sus habitantes a convertirse en arrieros, actividad nómada y caminera que caracterizó a los maragatos: trajinaron con jamones y hasta con joyas de la Corona, recorriendo la parte norte del país hasta Madrid. Eran apreciados por ser fuertes y honrados, y de pocas palabras.
Es una tierra hospitalaria que hace más accesibles los montes de León. Valdevieja dedica su iglesia parroquial a San Severísimo; Murias de Rechivaldo, fue pueblo de arrieros; y la preciosa Castrillo de los Polvazares fue inmortalizada por Concha Espina en su novela La Esfinge maragata.
En Santa Catalina nos acercamos al pie del monte Irango y en El Ganso aparecen las primeras casas con tejado de paja. Por el desvío que conduce a Rabanal Viejo se encuentran los restos de una explotación aurífera de la época romana: Mina de la Fucarona.
En Rabanal del Camino Anseïs, rey de España y de Cartago y fiel vasallo de Carlomagno, se desposó con la princesa sarracena Gaudisse, dando lugar a otra de las leyendas del Camino.
La proximidad de Galicia se deja sentir en esta etapa, la comarca del Bierzo fusiona culturalmente el viejo reino leonés y el ancestro galaico.
Muy cerca del monte Irango, yacen hoy las ruinas de Foncebadón, antaño importante localidad en el Camino. En la actualidad hay un bonito hostal.
Con esta etapa se terminan las enormes llanuras que han acompañado al peregrino en su paso por Castilla y León y que le han permitido reservar fuerzas para afrontar las últimas etapas. En ésta, el itinerario transcurre por buenos caminos y asfalto. En Murias de Rechivaldo arranca la subida que obligará al peregrino a realizar un suave y constante ascenso. Esta pendiente no cesará hasta la siguiente etapa, cuando el caminante llegue a la mítica Cruz de Ferro.
Esta jornada de ascenso no cuenta con demasiadas complicaciones para el peregrino, pero dos kilómetros después de pasar El Ganso, el itinerario transcurre por asfalto, más concretamente por una estrecha carretera en la que no hay mucho tráfico pero que convierte en obligatoria la precaución.
24. Foncebadón - Ponferrada
Coronando el puerto (1.504 metros de altitud) se levanta la Cruz de Ferro, uno de los monumentos más simples pero más emblemáticos del Camino.
Sobre un montón de piedras se yergue una sencilla cruz de hierro. Los peregrinos, cuando arrojan una piedra sobre el montón, se suman a una tradición milenaria para pedir protección en el viaje. Se cree que antes había un altar romano dedicado a Mercurio.
Se pasa por el pueblo abandonado de Manjarín, donde sólo Tomás el hospitalero atiende al peregrino, y se llega a El Acebo que da la bienvenida al Bierzo.
La parroquia de Riego de Ambrós está dedicada a la Magadalena y en Molinaseca se atraviesa un puente románico sobre el río Meruelo.
En Campo, a la derecha del Camino, hay una fuente medieval, a modo de aljibe subterráneo.
La gran urbe de Ponferrada devuelve al peregrino al siglo XX, aunque bien es verdad que el recuerdo de los caballeros templarios nos transporta otra vez a la Edad Media. La Orden del Temple fue creada por Hugo de Paganis para la defensa de los peregrinos que iban a Jerusalén.
En esta jornada se alcanza la cota más alta de todo el Camino. Es una de las etapas más bonitas y la preferida de muchos peregrinos, si bien es un tramo muy largo y nada sencillo. El caminante debe salir ya muy mentalizado de la dureza del itinerario, para superar todas las dificultades y disfrutar de los paisajes y la belleza del terreno, sobre todo en el descenso.
Los senderos por los que transcurre el itinerario no son malos, pero en algunos puntos es necesario ir con mucha atención.
25. Ponferrada - Trabadelo
Esta estapa, transcurre por el Bierzo, comarca rodeada por la cordillera Cantábrica, los montes gallegos y por los montes Aquilanos.
Está región posee un magnífico paisaje donde el clima benigno fructifica en abundantes viñedos, huertas y frutales, e incluso plantas de tabaco que jalonan la ruta peregrinal.
De Ponferrada se sale por Compostilla, su corazón industrial, y se llega a Columbrianos, donde se pueden contemplar restos de antiguos castros romanos. Siguiendo por el aún llamado Camino Real, se entra en Fuentes Nuevas, en esta localidad se puede visitar la ermita del Campo Divino Cristo, un poco más adelante se aparece la bonita y crecida Camponaraya con su iglesia dedicada a San Ildefonso, obispo de Toledo.
Llegamos a Cacabelos que se atraviesa por la Calle de los Peregrinos, auténtica espina dorsal de la atractiva villa.
En las proximidades de Cacabelos se alzan los restos del Monasterio de Santa María la Real del siglo X, luego viene la población de Pieros con su iglesia de San Martín de Tours para llegar a Villafranca del Bierzo. Localidad señorial, considerada como el corazón de la comarca berciana y asentada a orillas del río Burbia en su confluencia con el Valcarce, es la más galaica de las ciudades leonesas. El aroma de las empanadas bercianas, el botillo, los cachelos y el lechazo nos guiará hasta la tasquera calle del Agua.
De Villafranca por la carretera se llega al pequeño pueblo de Pereje, a un par de kilómetros se encuentra Trabadelo
Esta etapa se puede considerar sencilla, ya que no cuenta con ninguna dificultad señalable. Los primeros kilómetros transcurren por asfalto, aceras y carreteras, por lo que no aportan mucha belleza al itinerario. Una vez pasado Pieros hay dos opciones para recorrer los últimos kilómetros: la ruta más oficial (con más asfalto) y una alternativa que pasa por Valtuilla de Arriba. Esta segunda opción es más larga (kilómetro y medio más) pero ofrece la posibilidad de disfrutar de un tramo de gran belleza, paisajes estupendos y una enorme tranquilidad. Al principio el piso no está en buen estado, pero luego mejora y no hay ningún problema.
26. Trabadelo - Fonfría
Por el angosto valle de Valcarce se llega a La Portela y a la desembocadura del río Balboa, donde se sitúa Ambasmestas y se mezclan las aguas junto a una antigua calzada romana.
Un poco más adelante en el Camino se levantan la floreciente Vega de Valcarce, el pequeño poblado de Ruitelán y Herrerías, donde todavía hoy se puede contemplar el edificio dedicado a la fundición del hierro procedente de las minas del Caurel.
A la salida de Herrerías se encuentra el barrio del Hospital Inglés, destinado a los peregrinos de las islas británicas.
La Faba y Laguna de Castilla son las últimas poblaciones de la provincia de León. Ya en Lugo, y por tanto en la Galicia de la Xunta, se encuentra a 1.293 metros de altitud O Cebreiro, lugar emblemático del Camino de Santiago donde la sangre y el cuerpo de Cristo se aparecieron en un cáliz y una patena. Las pallozas del Cebreiro entre la niebla despiden al peregrino en dirección a Liñares, topónimo que viene de las plantaciones del famoso lino.
A continuación se asciende al alto de San Roque, de allí al Hospital de la Condesa y a Padornelo, con vestigios del paso de los Caballeros de San Juan de Malta. Desde el alto del Poio se desciende hasta Fonfría
Los 33 kilómetros que forman esta etapa son duros, así que la mentalidad con la que salga el peregrino es muy importante. Esta jornada tiene dos partes muy diferenciadas.
La primera transcurre por una vía amarilla construida de forma paralela a la nacional 6 y que supone una garantía para la seguridad de los caminantes. Este carril amarillo comienza a tres kilómetros de Villafranca del Bierzo y acompaña al caminante a lo largo de 13 kilómetros. Este tramo se considera como una preparación para los kilómetros más duros que vendrán después.
La segunda parte de esta etapa comienza en el Cruce de la Faba. En este punto se recomienda a los ciclistas la subida por carretera; a los caminantes les esperan 6 kilómetros de senderos, caminos y duros repechos, pero siempre abrigados por un precioso bosque.
Principales dificultades de esta etapa es la ascensión a O Cebreiro: son 7 kilómetros. El primero de ellos es por asfalto y el resto por caminos. Esta dura pendiente deja un descanso al peregrino a la altura de la Faba, donde se suaviza el terreno para reponer fuerzas antes de llegar a la cumbre. Lo más recomendable es disfrutar del estupendo paisaje y, sobre todo, dosificar las energías. De todas maneras todo el esfuerzo se ve recompensado con la llegada a la bella localidad de O Cebreiro.
27. Fonfría - Sarria
Biduelo, Filloval, As Pasantes y Ramil para llegar a la cementera Triacastela. Si se elige el camino de San Xil se pasa por localidades pintorescas como Montán, Furela, Pintín, Calvor, Aguiada y Vigo de Sarria, antigua villa campestre de algún señor de Sarria. En la otra variante es fundamental el monumental y simbólico monasterio de los Santos Julián y Basilisa de Samos.
En Sarria, fin de etapa, antaño podían pernoctar los peregrinos que regresaban de Santiago portando la Compostela, y a los que se daban ocho maravedís para sus gastos.
Esta es una etapa muy larga, y precisamente su longitud es una de sus dificultades. El perfil es irregular, pero no supone ninguna complicación. En cambio, el descenso a Triacastela puede ser más duro, porque hay tramos de camino malo y además no hay apenas vegetación.
A la altura de Triacastela el camino se bifurca. Se plantea la posibilidad de disfrutar de la tranquilidad y el suelo regular de Samos o del accidentado tramo de San Xil. En esta última opción, el peregrino se adentra entre senderos, árboles, caminos, cuestas, pendientes y piedras.
28. Sarria - Portomarín
Por estos lugares se dice que acudían tramposos hospederos compostelanos al encuentro de los peregrinos para ofrecerles sus casas, donde, según el Códice Calixtino, se engañaba a los recién llegados tras una primera comida, vendiéndoles cirios por el doble de su precio.
Desde Sarria se sale por el Barrio de San Lázaro para dejar atrás el desperdigado caserío de Vilei y llegar a Barbadelo; después se pasa por Rente y Xisto, cuyo nombre en gallego significa pizarra, el material base de la construcción de la Galicia rural.
Sigue luego una serie de entrañables aldeas como Domiz, Leimán, Perascullo, Cortiñas, Lavandeira, Casal y Brea.
Entre este último pueblo y Ferreiros se encuentra el mojón que indica que restan 100 kilómetros hasta Santiago. Las piernas de los peregrinos ya casi van solas en busca del abrazo al Santo.
A continuación vienen Mirallos, Pena, Couto, Moimentos, Mercadoiro, Moutras, Parrocha y Vilachá. Al sur de esta última localidad tuvo su emplazamiento el monasterio de Santa María de Loyo, lugar donde nació la Orden de Santiago, doce caballeros que en 1170 se juramentaron para proteger a los peregrinos de los asaltos musulmanes.
El Miño y su embalse de Belesar nos indica que estamos en el nuevo Portomarín, el viejo descansa bajo las aguas del reposado río gallego.
En esta etapa es imposible aburrirse, tiene prácticamente de todo, y el peregrino estará entretenido. A lo largo de los 23 kilómetros que tiene, el itinerario se cubre por camino bueno, tramos muy embarrados, descensos fuertes, pendientes suaves... Además, se cruza la vía del tren, varios ríos, estupendos paisajes, puentes sobre el precioso embalse de Belesar... Si, a todo esto, le sumamos que el perfil no reviste ninguna complicación y que se pasa por el mojón número 100, esta etapa puede ser realmente llevadera.
29. Portomarín - Palas del Rei
Los hórreos acompañarán al peregrino durante todo el día. Los canteros introdujeron en los hórreos algunas formas de arte culto, especialmente del barroco. La cámara, que guarda las mazorcas protegiéndolas de los roedores, está aislada de la humedad por los voladizos y es aireada por los pasaventos (ranuras horizontales o verticales). En el techo a dos o a cuatro aguas, se suelen instalar cruces y remates de gran variedad.
Desde el monte de San Antonio, junto a Portomarín, se desciende hasta Toxibo y Gonzar.
En Castromaior se hallan las ruinas del castro que dan nombre al pueblo, Hospital da Cruz debe su topónimo a un antiguo hospital de peregrinos.
Dejamos atrás Ventas de Narón, Prebisa, Lameiros y llegamos a Ligonde, antiguo importante enclave jacobeo.
Tras el paso por Eirexe y Portos, y algo apartado de la ruta, se encuentra Vilar de Donas, donde se encuentra la más valiosa de las más de veinte pequeñas iglesias románicas del municipio de Palas de Rei: la Iglesia del Salvador con una portada de gran belleza con unas arquivoltas de gran riqueza iconográfica.
Ya de nuevo en la ruta se llega a Lestedo, Valos, Brea y el alto do Rosario. Según la tradición no documentada el nombre de Palas de Rei proviene del palacio que aquí poseía el rey godo Witiza.
La tónica general de esta etapa es el ascenso, ya que de los 26 kilómetros con los que cuenta 20 pican hacia arriba. Lo bueno que tiene es que el peregrino se encuentra con un suelo favorable, tanto en los tramos asfaltados como en los caminos. Esta jornada arranca con una fuerte subida nada más salir de Portomarín, lo que permite hacerse una idea de cómo va a ser el resto. Esta primera pendiente se encuentra rodeada por un arbolado que, a pesar del esfuerzo al que obliga la cuesta, la hace muy agradable.
30. Palas del Rei - Arzúa
Hoy llegamos a la última provincia del Camino de Santiago, A Coruña, ya falta menos.
Tras salir de Palas de Rei por el Campo dos Romeiros se llega en una zona dominada por una antigua devoción a San Xulián. La leyenda recogida por Jacobo de Vorágine dice que Julián, un noble soldado, da muerte por error a sus padres. Para purgar su pecado se establece como hospitalero con su esposa Adela, hasta que recibe la visita de un ángel comunicándole el perdón divino.
La iglesia de San Xulián do Camiño, románica del siglo XII, atestigua la devoción ancestral. Al sur de la ruta se encuentran Los Pazos de Ulloa de la novela de Emilia Pardo Bazán y el magnífico castillo de Pambre.
Tras Porto de Bois se llega a Coto donde se deja la provincia de Lugo y se entra en A Coruña por Cornixa y Leoboreiro.
Para llegar a Furelos hay que cruzar la magnífica ponte velha, puente medieval de cuatro ojos, el caserío también conserva cierto aire medieval.
En Melide se unen la ruta de la costa y los peregrinos que se habían desplazado desde León para ver las reliquias de San Salvador de Oviedo.
Ceca de A Peroxa se encuentra la capilla de Rocamador, de devoción francesa, luego vendrán Boente y su bonita imagen de Santiago, Castañeda, donde debían estar los hornos en los que se preparaba la cal para la construcción de la catedral de Compostela, Ribadiso y el final de la penúltima etapa del Camino de Santiago: Arzúa, famosa localidad por su queso y porque se celebran las más importantes ferias ganaderas de Galicia.
La mejor forma de describir esta etapa es rompepiernas. El peregrino se enfrenta a una sucesión de cuestas arriba y abajo que pueden llegar a ser muy duras. Es a estas alturas del camino, cuando muchos se cuestionan qué resulta más complicado y más perjudicial para sus piernas: subir o bajar. Los caminos son buenos y Galicia ofrece al peregrino todos sus encantos con sus inconfundibles bosques de eucaliptos, riachuelos que se entrecruzan y encantadores pueblos.
31. Arzúa - Lavacolla
Esta penultima etapa tiene un riesgo importante: que se haga larguísima. Las ganas del peregrino de llegar a Santiago y la dureza del tramo, contribuyen a esta sensación.
El itinerario puede dividirse en dos partes diferenciadas. Una primera que alcanza hasta el aeropuerto (los primeros 24 kilómetros) y que cuenta con los encantos de los bosques de eucaliptos y robles, los pueblos con las gallinas por la calle, los paisajes, los montes... Y una segunda en la que se pierde toda esa belleza.
32. Lavacolla - Santiago de Compostela
La infinita Vía Láctea se acaba, la Estrella Polar está más cerca y el gozo salta de legua en legua del monte al Obradoiro.
Es la última etapa para llegar a la meta marcada hace 775 kilómetros en Roncesvalles. Están a punto de finalizar los días de prados, ovejas, literas, sombra, solana, barro, conversación, autoconocimiento, misticismo, religiosidad, cereal, viñedos, sopas de ajo, sandalias frailescas, idiomas indoeuropeos, tijas, manillares, ampollas, piedras, vidrieras, arbotantes, arquivoltas, cacao, tiritas, botas, rectas, curvas, sacrificios y empeños.
Son 11 kilómetros entre grandes rotondas, carreteras, urbanizaciones, polígonos donde están los estudios de televisión... El resultado es que cuando se llega al Monte do Gozo no hay ningún monte. Eso sí, se ha construido un carril para los peregrinos con un firme perfecto y que garantiza la seguridad de los caminantes.
Desde el gran complejo en que se ha convertido el Monte do Gozo se ve, por fin, Santiago de Compostela y sus torres barrocas de la capital. La meta de la gran ruta jacobea: Santiago es una gran ciudad de casi 90.000 habitantes que compagina la modernidad de la plaza Roja y el aeropuerto de Lavacolla con el halo misterioso, religioso, romántico, cosmopolita de la plaza del Obradoiro. El feliz caminante descubre una ciudad de piedras oscurecidas por el paso del tiempo y por la humedad. Rúas viejas con olor a Ribeiro y a pulpo se diseminan por todo el Casco Antiguo. La catedral en plena plaza del Obradoiro representa el culmen del Camino, en ella descansa, según la leyenda, el apóstol que ha hecho que miles de personas emprendan un viaje lleno de cansancio y experiencias que se convertirán en recuerdos para toda la vida.
Después de los casi 800 Km, cuando se entra en la plaza del Obradoiro un sinfín de sentimientos recorren tu mente: Alegría, orgullo, satisfacción, etc.
A mí personalmente me invadió una profunda tristeza: aquella maravillosa experiencia que me había llevado a cruzar España de este a oeste había llegado a su fin. Atrás quedaban muchas jornadas de sufrimiento, de soledad, de alegrías, de frió, de calor y de compartir muchas y maravillosas horas con las personas a las que quiero y con las que comparto mi vida. En ese instante descubrí que el objetivo del Camino de Santiago no es llegar, el camino en sí es la recompensa… ¡quizás, como la vida misma!
soy diego y lo empiezo este julio desde madrid.
si alguien esta interesado..Desde madrid hasta sahagun y de alli a compostela son casi 630 km.
volta_22@hotmail.com
A mi me a gustado mucho y voy a ir el año que biene con mi ❤BFF ❤ que se llama Maria Isabel y iva con migo en el colegio desde 1 de infantil
Maria Elena, me encantaría comunicarme contigo, yo tengo 64 y me estoy entrenando. Ya lo hiciste? yo voy en otoño del 2019
mi correo es silviahincapie@gmail.com
Hola Maria Helena! En esas ando yo, con 57 pero sólo hasta ahora veo la posibilidad de realizar este sueño. Tengo las mismas dudas…
tengo mucha ilusion de hacer este camino, lo quse hacer desde q estaba jovencita pero no tuve oportunidad, ahora ya tengo 65 anos me estoy entrnando para haerlo el proximo ano primero
dios en abril creo q lo hare de rosenvalles pues los pirineos creo q ya no aguantaria. lo voy hacer a mi ritmo y disfrutar lo mas posible. no se en cuantos dias lo aria? si me pueden contar un poco lo agradeceria creo q ire sola no es peligroso? me imagino q uno va conociendo gente en el camino,
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Hola Silvia. También tengo este plan. Comencé a entrenar. Tengo 58 y algo de temor por el viaje pero muchas ganas.