En el Passo di Falzàrego (2.108) tomaremos el telecabina para ascender a la estación superior en la cresta del Lagazuòi Piccolo (2.730). A un paso se halla el Rif. Lagazuòi (2.752). Seguir la cresta, con escasos alti- bajos y equipado al comienzo con pasamanos metálico, para coronar la cima (2.788), ida y vuelta, 30’.

De regreso al terminal de telecabina, se siguen las marcas (G) hacia la galería por un corto escalonamien- to equipado con cable. La ruta discurre al hilo de una paredilla rocosa para llegar a los atrincheramientos austrohúngaros de avanzada en este monte. Continuamos por una expuesta repisa sobre el despeñadero taja- do por el reventón de una enorme mina. Se pasa a las posiciones italianas de la Punta Berrino, donde una placa metálica indica la entrada del túnel, al principio es bajo techo, pero luego se hace más holgado, y ho- rada las entrañas del peñón en espiral ascendente un tramo, para luego emprender un largo descenso casi en derechura.

A lo largo de la galería se va pasando por una serie de troneras excavadas en la roca, que hacen de traga- luces, dando vista a la cumbre del Lagazuòi y al Puerto de Falzàrego. Para facilitar el tránsito por el túnel, en los trabajos de restauración de 1998 a 1999 se picó en el suelo una escalinata continua, aunque el cablaje ayuda en los resbalones, lo húmedo del suelo no deja de resultar traicionero.

Se llega a un tramo a nivel, y poco después a un refugio de guerra en forma de barraca embutida en la pe- ña. Se reanuda el fuerte descenso rebasando una serie de troneras-tragaluz. Llegamos a una caverna (2.400) que sale a la famosa Cengia Martini, larga repisa a media pared sobre el abismo. En ella se hicieron fuertes las tropas de montaña italianas, sin que lograsen desalojarlas las toneladas de rocas que mediante sucesivas voladuras hicieron caer sobre esta faja los austrohúngaros, ocupantes de la cima de la montaña.

La Cengia se transita torciendo a derecha y siguiendo los cables, que bordean un largo espolón y llevan a la honda canal que parte en dos la pared. Franquearla con cuidado, se topan los restos de diversos acuartela- mientos y demás construcciones militares italianas.

La repisa que hoy lleva el nombre del oficial que al frente de sus montañeses tuvo el arrojo de conquista y la heroica tenacidad de fortificarla y defenderla, comandante Martini, acentúa su pendiente y queda al bor- de del pavoroso y arriesgado canalón que excavó el estallido de una mina austrohúngara en mayo de 1917. Recorrida la Cengia, se vuelve a la base del túnel, se desciende sin especial problema por el arranque de la célebre faja. Rebasando un depósito de agua, también de origen bélico, se franquea una canal pedregosa, repechando de nuevo para salvar un último y breve túnel más y, aprovechando los seguros de cable, se baja hasta el pie del murallón (2.300).

A partir de allí, se deja a la izquierda la senda que sube a la Forcella Lagazuòi, se remonta laceando un empinado recuesto de cascajar, se rebasa por la izquierda un horcajo, y se acaba en las inmediaciones de las pistas de esquí, tras lo cual, cruzando una carretera, se salvan los escasos metros que faltan hasta el telecabina.