
Santiago y sus caminos

Hace unos años tuve la oportunidad de hacer el Camino de Santiago, sin duda una de las experiencias de peregrinaje/senderismo más interesantes de nuestro país y seguramente del mundo. Un camino que se remonta siglos atrás, cuando numerosos peregrinos de toda Europa iban hasta Santiago de Compostela para venerar los restos del santo.
Actualmente, los motivos religiosos, que todavía los hay, han dejado paso a otros. Así, vivir la experiencia, conocer el país y a gente nueva, poner el cuerpo al límite, pasar unas vacaciones diferentes… llevan a numerosos peregrinos a esta aventura que sin duda te hace rozar lo místico aunque no lo persigas.
Empecé el camino en la frontera francesa y seguí las conocidas flechas amarillas que te llevan kilómetro a kilómetro hasta la majestuosa catedral. No esperaba mucho de él, acostumbrado a las cumbres y a las duras jornadas de alta montaña… un simple sendero lleno de gente, ruido, calor y poco más. Me equivoqué.
El camino evoca otro tiempo ya pasado, a pesar del paso por grandes ciudades que aún guardando su encanto recuerdan qué siglo vivimos.
Cuando inicié mi aventura, la primera decisión que tuve que tomar fue qué llevar en la mochila. Tantos días de marcha hacen que el peso a cargar en tu espalda sea fundamental para una buena experiencia. Ahora, mi primera decisión sería otra: qué camino tomar. Y es que el camino ha ido evolucionando a lo largo de la última década. Si bien el camino francés que yo seguí, después de muchos años de olvido y abandono, era el único conocido, hoy se ha convertido en uno más: el más usado, más famoso, con más infraestructura para el peregrino… pero no el único ni el más interesante.
Y es que los peregrinos medievales llegaban desde todos los rincones de Europa y de la península. El paso más utilizado para cruzar los Pirineos era Roncesvalles, pero no el único, y diferentes caminos que tenían su origen por toda la península ibérica se iban uniendo para tener un mismo destino final.
Poco a poco, los “otros” caminos han ido ganando protagonismo: caminos espectaculares que pasan por pueblos solitarios y siguen senderos ahora recuperados y bien señalizados, con servicios para que el peregrino pueda seguir su marcha sin preocuparse más que en andar. El camino portugués, la Vía de la plata, el camino del Norte… son algunos de ellos.
No de todos los caminos encontramos tanta literatura como la que hay del camino francés, ya sabemos que las editoriales solo apuestan por aquello que tiene venta asegurada. Pero afortunadamente hay muchos blogs y páginas de peregrinos que nos explican su experiencia y nos ayudarán a planificar el viaje; por ejemplo, en el blog GoEuro encontraréis una descripción de todos los caminos existentes o en la página publicada por los pueblos por los que pasa la Vía de la Plata tendréis información detallada.
La decisión ahora es vuestra… primero qué camino tomar, luego ya pensaremos en lo demás.
¡Buen camino, peregrino!
Hola. También quería hacer el Camino de Santiago. Gracias. 🙂