Curiosidades tecnologicas de la naturaleza
La tecnología es un campo que hoy en día está presente en nuestras vidas, pero lo cierto es que la naturaleza ya sabe de estos distintos procesos para lograr sus objetivos.
Un buen ejemplo es la navegación por campos magnéticos que realiza la tortuga Boba. La Tortuga Boba vive dando vueltas en círculos en el Océano Atlántico. Cada una de estas vueltas dura diez años, y recorre la nada desdeñable distancia de 15.000 kilómetros pero, ¿Cómo es posible que siempre realice las vueltas haciendo exactamente el mismo recorrido? La razón no está aclarada completamente, pero se sabe que es capaz de detectar las diferencias del campo magnético de la tierra. Es decir, cuentan con una especie de brújula avanzada que le permite recordar miles de ubicaciones, trazando de esta forma un mapa evolutivo que se transmite de generación en generación.
Otro caso similar es el de los salmonetes, que antes de morir recorren miles de kilómetros hasta regresar a su lugar de nacimiento. Algunas mariposas también siguen ciclos similares, al igual que las aves, que consiguen orientarse en las migraciones gracias a los campos magnéticos captados por un pequeño órgano que tienen en la cabeza y que está formado por cristales de magnetita.
Otro interesante ejemplo de la tecnología natural es la capacidad de algunas serpientes como las boas, las cuales tienen un órgano entre los ojos que les permite detectar el calor, es decir, la radiación infrarroja de otros animales. Esto les permite calcular con gran efectividad la posición y distancia de la presa incluso en la oscuridad. Este sensor les permite la detección incluso si la diferencia de temperatura entre el animal y el entorno en el que se encuentra difiere de tan sólo 0,2 grados centígrados.
Otro caso similar es el del Camarón Mantis, que emite una serie de impulsos de luz polarizada que tan sólo puede ser vista por los animales de su misma especie. De esta forma pueden comunicarse de modo silencioso. Para hacernos a una idea, nosotros tan sólo podemos distinguir unos 10.000 colores, mientras que el camarón supera los 110.000, incluyendo los campos de infrarrojos y ultravioletas.
El tiburón tampoco se queda fuera de la tecnología de la naturaleza. Por muchos es conocido el mito de que los tiburones pueden oler la sangre a kilómetros. Lo cierto es que esto no es así, pero sí disponen de unos pequeños poros en la cabeza que están rellenos de una gelatina ultrasensible a la electricidad; la sangre genera electrolitos, por lo que ambos unidos le permiten una capacidad de detección increíble.
Estas y otras muchas curiosidades de tecnología animal permiten la evolución de determinadas especies, sin la cual podrían estar ya extintos.