20 paseos para descubrir la Comunidad Valenciana
Desde Castellón a Alicante, con alguna parada alejada del Mediterráneo, rincones para disfrutar del aire libre, caminar o incluso escalar. Paraísos naturales, algunos casi secretos, que han resistido la voraz urbanización del litoral y que dejan claro que esta zona es mucho más que sol y playa
Peñagolosa, un gran mirador natural en el Maestrazgo (Castellón)
Para subir a esta cima no es necesario ser senderista experto, pero sí disponer de cierto fondo y de ganas de caminar. Con 1.813 metros de altitud sobre el nivel del mar, Peñagolosa es el pico más elevado de la provincia de Castellón y el segundo en altitud de toda la Comunidad Valenciana, solo ligeramente superada por el Cerro Calderón, en la sierra de Javalambre, en el término valenciano del Rincón de Ademuz. Pero lo que hace realmente singular a Peñagolosa es su belleza agreste e inalterada. Esta montaña, ubicada en el parque natural del mismo nombre, en la comarca histórica del Maestrazgo, sorprende por sus frondosos pinares y sus espectaculares vistas panorámicas de las comarcas de Castellón e incluso de las vecinas tierras aragonesas. Se puede acceder desde el municipio de Vistabella del Maestrazgo, y su evocador nombre lo dice todo.
La Albufera, la joya natural de Valencia
Es probablemente el espacio natural más emblemático de Valencia, y también el más conocido. Pero la Albufera nunca deja de sorprender. Poco importa si se recorre a pie, en bici o en barca: este parque natural, que abarca 21.120 hectáreas de territorio que se extienden por 13 municipios, es uno de los humedales más importantes de España y sus paisajes hipnóticos emergen con fuerza a 10 kilómetros al sur de la ciudad de Valencia. Sus playas, dunas, bosques y cenagosos arrozales son un fiel reflejo de la riqueza natural de la zona, así como de su rica cultura gastronómica. Además de su variada flora y fauna, es posible disfrutar de sus tradicionales barracas (casas de campo) y de platos tan típicos como la paella, el ‘all i pebre’ (un guiso con ajo, pimentón, patata y el producto estrella, la anguila) o la espardenyà (otro guiso, más desconocido que el anterior, compuesto por anguila, pollo, conejo, patata, pimentón, ajo, guindilla, aceite y huevos escalfados).
Senderismo y espeleología en las cuevas de Canelobre (Alicante)
En uno de los enclaves naturales más transitados por escaladores y senderistas. La sierra de Cabeçó Or, al norte de la provincia de Alicante, debe su nombre a una antigua creencia, cuyo origen se remonta al periodo islámico, de que la montaña albergaba oro, pese a que las inagotables prospecciones en la zona han arrojado nulos resultados. Pero lo que sí esconde en su interior esta sierra, a su paso por el municipio de Busot, es uno de los espacios más bellos de la provincia: las cuevas de Canelobre. A esta cavidad kárstica de 80.000 metros cuadrados se accede por un túnel de 45 metros de longitud. En su interior, el agua ha erosionado lentamente la roca durante miles de años creando impresionantes estalactitas, estalagmitas, columnas y medusas, entre otras muchas formas caprichosas. Su privilegiada acústica hace que habitualmente —hasta la irrupción de la pandemia— se celebraran conciertos. Lo más llamativo es su bóveda de 70 metros, una de las más altas de España.
Sierra Calderona, un pulmón verde para Valencia
Serra Calderona, más conocido como La Calderona, es una opción perfecta para aquellos que quieren aparcar el estrés —y el coche— cuanto antes. Declarada parque natural en el año 2002, esta cadena montañosa de casi 50 kilómetros de largo que atraviesa las comarcas de Camp de Túria, Horta Nord y Alt Palància, entre las provincias de Castellón y Valencia, ofrece múltiples rutas y cimas tan emblemáticas como El Garbí. Si se llega desde la localidad de Serra, se puede hacer parada en el restaurante El Chaparral para saborear una de sus fabulosas paellas. Esta sierra separa las cuencas de los ríos Palancia, al norte, y Turia, al sur. A una hora de Valencia, se considera como uno de sus principales pulmones verdes. Una ruta perfecta para toda la familia.
Parque natural del Macizo del Montgó, la montaña junto al mar (Alicante)
Entre Xàbia y Dénia, a solo una hora de la ciudad de Alicante, se encuentra un paraje natural de una belleza espectacular, tanto por sus vistas al Mediterráneo como por sus 650 especies de flora y vegetación. Llama la atención, sobre todo, por la proximidad a la costa, que lo convierte en un parque natural muy singular. Después de ascender los 753 metros del kárstico y totémico macizo del Montgó (en la foto), uno puede acercarse a Xàbia y almorzar en el bar El Trinquet, que prepara unos bocadillos insuperables. El parque cuenta también con vestigios arqueológicos que están debidamente señalizados en los diferentes recorridos.
Paraje natural de los Calderones: puentes colgantes y un lago azul (Chulilla, Valencia)
El paraje natural de los Calderones, en el municipio valenciano de Chulilla, suele ser parada obligatoria para escaladores y montañeros. Pero eso no significa que aquellos que no lo sean no lo puedan disfrutar casi con la misma intensidad, ya que también ofrece rutas para el senderista ocasional. La de los puentes colgantes es una de las más conocidas. Otra parada habitual en este enclave es el llamado Charco Azul: una piscina natural de color azul turquesa que se forma cuando el curso del río Turia pasa por esta población, conformando una especie de lago confinado de agua mansa rodeado de grandes paredes rocosas verticales.
Sierra de Irta, un escondite natural (casi) secreto en Castellón
Quienes crean que la costa mediterránea es una masa de hormigón con vistas al mar, se equivocan. Algunos espacios permanecen vírgenes y protegidos de la mano humana. Así ocurre en la sierra de Irta, un enclave natural a poco más de una hora en coche de Castellón que se extiende por los municipios de Alcalà de Xivert, Santa Magdalena de Pulpis y Peníscola, y que aúna la belleza del mar y la montaña. Se trata de una de las útimas zonas vírgenes del litoral valenciano: 13 kilómetros de costa inalterada en la que se van sucediendo acantilados y recónditas calas, como la de Argilaga o la Basseta. Aquí la flora es la típica de una zona semiárida de clima mediterráneo, en la que los pinares viven en diálogo con el palmito, el romero y el fenoll. Una vegetación agreste que se exhibe con toda su fuerza en lugares como el barranco de Font de la Parra y el pico Campanilles. Un paraíso que hay que preservar para futuras generaciones, aunque cada año lo visitan entre 70.000 y 80.000 personas.
Chella, un salto para refrescarnos en verano (Valencia)
Valencia alberga enclaves tan espectaculares como este salto de agua a las afueras del municipio de Chella. A 70 kilómetros de la capital y rodeada de vegetación, se encuentra una de las cascadas más bellas de la provincia. Con 25 metros de altura y un lago a sus pies, es el lugar perfecto para refrescarse en verano. Si apetece hacer ejercicio, se puede tomar la ruta PR-CV113 y llegar al municipio de Anna caminando.
Ruta fluvial del Júcar: navegando por los cañones del río (Valencia)
Entre las poblaciones de Cofrentes y Cortes de Pallás y resguardado por los cañones del río Júcar y la Muela de Cortes, se encuentra el embalse de Cortes, una de las mayores estaciones hidráulicas de Europa. Este 2021, después de muchos meses de ausencia por la pandemia, es posible surcar de nuevo las aguas del Júcar, que alcanzan en esta zona los 100 metros de profundidad, a bordo de un crucero fluvial, en un recorrido de 30 kilómetros previa reserva en la web suaventura.com o en el teléfono 961 89 47 27. En el transcurso de esta travesía, que une las localidades de Cofrentes y Cortés de Pallás, seremos testigos de un variado ecosistema animal (es una reserva nacional de caza), vegetal y geológico. También veremos la Boquera de Sácaras y construcciones tan emblemáticas como el castillo de Chirel, suspendido sobre un peñasco y flanqueado por gargantas. Después de la excursión fluvial, la aventura continúa en tierra firme con la visita a la cueva de Anna, la cueva Hermosa o el Chorrador de Otonel, un conjunto de bellas cascadas que desaguan en el río Júcar.
Parque natural de las Lagunas de la Mata y Torrevieja, el Mar Muerto valenciano
Conocido popularmente como el Mar Muerto valenciano, ya que su alta salinidad haría que una persona flotase dentro del agua, este humedal al sur de la provincia de Alicante está formado por dos lagunas de diferente color que aportan al paisaje una fisonomía singular: la de la Mata y la de Torrevieja. La primera, de color verde, es un bello entorno para pasear y contemplar aves. La segunda, de color rosa, tiene una concentración de sal similar a la de su homólogo asiático (entre Israel, Cisjordania y Jordania), de ahí su apodo. Es aquí donde se encuentra la explotación salinera de Torrevieja. Aunque el baño en el parque natural de las Lagunas de la Mata y Torrevieja no es posible, resulta agradable visitar las dos lagunas en bicicleta o a pie.
Siguiendo el murmullo del agua en Chelva (Valencia)
Con el agua como protagonista y la plaza Mayor como punto de inicio, esta ruta recorre el casco antiguo de Chelva, municipio del interior de Valencia, hasta llegar al río Tuéjar, afluente del Turia que riega los campos de cultivo y aporta vida a esta comarca de Los Serranos. Desde allí se inicia un fabuloso paseo circular por la naturaleza, de dos horas de duración y dificultad media-baja, en el que se atraviesan enclaves tan espectaculares como el túnel en roca del Paso de Olinches (en la foto), excavado en la montaña y que nos transporta a uno de los parajes más abruptos del río Chelva; o el acueducto romano de Peña Cortada. Es una caminata ideal para hacer en familia, ya que cuenta con áreas de descanso como la de Molino Puerto, donde disfrutar de una zona de pícnic, con instalaciones deportivas y juegos infantiles. Y también parajes tan singulares como la Playeta; cuyas cascadas se convierten en una zona tradicional de baño en verano.
Salto de la Novia: una cascada con leyenda y un olmo de Guinness (Navajas, Castellón)
Cuenta la leyenda que, antes de casarse, las novias de la zona debían someterse a una prueba: saltar las aguas del río Palancia en este punto de Castellón. Hoy esta cascada, con 60 metros de altura, sigue atrayendo a mujeres y hombres a sus pies. Sus intenciones, casi siempre, son menos románticas. Además de por este salto, presume de otro Guinness de los Récords: su viejo olmo, cuyo origen se cree que se remonta al año 1636, que por aquí proclaman con orgullo que es el más antiguo del mundo. La visita puede completarse con un recorrido por la Torre Altomira, de origen árabe, o un paseo por el vecino Segorbe, donde visitar su preciosa catedral y las obras del siglo XIV al XVI que alberga su museo Diocesano.
Fonts de l’Algar: piscinas naturales en la Marina Baja (Callosa d’en Sarrià, Alicante)
Si se quiere huir del gentío, se recomienda visitar Fonts d’Algar en temporada baja. No será posible bañarse en sus cascadas y piscinas naturales, pero sí disfrutar con tranquilidad de uno de los enclaves más bellos de la comunidad. Recorrer sus sendas a solas supone toda una experiencia. Situadas en la comarca de la Marina Baja, a tan solo 15 kilómetros de Benidorm y a tres del centro urbano de Callosa d’en Sarrià, este paraje natural reúne espectaculares cascadas, acequias centenarias y numerosas fuentes manantiales que brotan de la roca caliza. Actualmente, debido a la covid, su aforo es limitado y es obligatorio el uso de mascarilla. Abre todos los días de la semana y las entradas se venden directamente en taquilla o por Internet (4 euros, los adultos; 2 euros, los niños a partir de 4 años; lasfuentesdelalgar.com).
Parque natural de la Font Roja: senderos sencillos por la naturaleza (Alcoy, Alicante)
Con 2.400 especies catalogadas, se trata de uno de los parques con mayor biodiversidad de la Comunidad Valenciana, además de uno de los mejor conservados. Si no se quiere caminar mucho, se puede optar por la ruta más sencilla: la azul. Sus 4,5 kilómetros de recorrido brindan una forma perfecta de iniciarse en el senderismo. Con una extensión de 2.298 hectáreas, la cumbre de la sierra de Menachaor, con 1.356 metros de altura, es la cota más elevada del parque natural del Carrascal de la Fuente Roja. En la foto, el santuario de la Font Roja despunta entre la masa verde de árboles y vegetación.
Murta, el valle de los milagros (Valencia)
Aunque el valle de la Murta cuenta con una gran variedad de rutas para descubrir su flora y su fauna, la que lleva al monasterio es una de las más conocidas. Declarado Bien de Interés Cultural, este edificio del siglo XIV está rodeado de vegetación y forma parte de un conjunto que merece la pena descubrir. Antiguo cenobio de la orden de los jerónimos, fue un importante centro de peregrinaje de la realeza, la aristocracia y de influyentes personajes religiosos. Tradicionalmente, por su gran variedad de flora, el valle era un lugar importante para la fabricación de medicinas naturales. Por eso se conocía también como el ‘valle de los milagros’, por las propiedades medicinales de las plantas que allí crecían. También fue un lugar muy especial para las congregaciones religiosas que escogieron este entorno para crear monasterios y ermitas.
Palmeral de Elche, una huerta patrimonio mundial (Alicante)
Nos acercábamos a Elche, ya se distinguía su valle rebosante de frutos y su inmenso palmeral, el mayor y más hermoso de Europa, el más paradisíaco de toda España». El maestro de los cuentos, el danés Hans Christian Andersen, dejaba patente en ‘Viajes por España’ (1862) la honda impresión que le causó su llegada a este vergel en mitad de la ciudad. Con 200.000 ejemplares, el de Elche es el palmeral más grande de todo el continente y también el único que es patrimonio mundial, desde el año 2000. La Ruta del Palmeral, que empieza y termina en el Huerto de San Plácido (o Museo del Palmeral), es un camino muy fácil, apto para todos los públicos de apenas dos kilómetros, que también se puede hacer en bicicleta. Después se puede visitar el casco antiguo de Elche, probar el arroz con costra o pasear por el Valle Trenzado, un entramado de pasarelas y senderos en el río Vinalopó.
Vía verde del Mar, en bici por antiguos caminos de hierro (Oropesa, Castellón)
Para quienes tengan en mente escapar de la ciudad y realizar un recorrido en bicicleta, esta propuesta es ideal. Se trata de una ruta agreste que se extiende entre las localidades castellonenses de Oropesa y Benicàssim y que permite descubrir el litoral siguiendo el antiguo trazado del ferrocarril. En verano, las altas temperaturas invitan a darse un baño en las espectaculares playas de la Renegà o la Concha que nos encontramos por el camino. La vía está a unos 20 minutos de Castellón en coche o 14 en tren, en la zona más turística y playera de la provincia.
Coves de Sant Josep, el río bajo tierra más largo de Europa (Castellón)
Las coves de Sant Josep, ubicadas en el municipio castellonense de La Vall d’Uixó, a la entrada del parque natural de la Sierra de Espadán, se pueden recorrer en un tranquilo paseo en barca que dura aproximadamente 45 minutos. Es recomendable comprar antes la entrada por internet (a partir de 6 euros). La visita incluye un tramo en barca de 800 metros y un recorrido a pie de 250 metros. Se trata de una excursión emblemática en Castellón: la gruta mantiene todo el año una temperatura constante de 20ºC y, con sus 2.750 metros de recorrido actuales, representa la cavidad de mayor recorrido de la provincia y la segunda de la Comunidad Valenciana. Además, se trata del río subterráneo navegable más largo de Europa. Con fauna y flora autóctona y pinturas y grabados prehistóricos, bien merece una visita. Y, si se busca una escapada acompañada de música, hay que hacerla coincidir con el ciclo de conciertos ‘Singin’ in The Cave’, que este pasado verano, pese a los rigores de la pandemia, pudo celebrar su quinta edición pero en un formato menos ambicioso que en años anteriores.
Montanejos: manantiales termales y rutas para escalada
Si buscamos la combinación de senderismo y escalada, un destino óptimo para practicar ambas actividades al aire libre es Montanejos, localidad del Alto Mijares, comarca a caballo entre Teruel y Castellón. Además de contar con gran variedad de rutas y paredes verticales, dispone de uno de los manantiales termales más bellos de la Península: Fuente de los Baños.
Tabarca, la isla plana (Alicante)
A veces, para descubrir paisajes de ensueño, no hace falta viajar a países remotos. Basta con tomar un barco en la cercana Santa Pola (Alicante) y navegar en ferri (50 minutos) hasta Tabarca, la única isla habitada (alrededor de 50 personas) de la Comunidad Valenciana y, sin duda, un lugar donde perderse. Declarado Conjunto Histórico- Artístico y Reserva Marina, esta isla de casas blancas sorprende tanto por su belleza como por sus dimensiones. Hay unas murallas con interesantes puertas, varias iglesias, un faro y un agradable casco antiguo. En sus poco más de 30 hectáreas, concentra historia, cultura y aguas cristalinas donde bañarse y bucear. Se recomienda probar su tradicional caldero tabarquino, un guiso que mezcla pescados y arroz con salsa alioli. Os dejamos un enlace sobre una la historia del apellido Ruso procedente de Tabarca.
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